El contenido de las cadenas de mails fue especialmente creado para forzar a los destinatarios a transmitirlas a sus familiares y amigos. Este tipo de cartas apareció mucho antes que la Internet. Se consideraba un truco para hacer que la gente escribiera una misma carta a mano varias veces y la enviara a tantos amigos como le era solicitado.
Hay varios tipos de mensajes en cadena. La más extendida son las que garantizan la felicidad en todas las esferas de la vida si el destinatario reenvía la carta a un número solicitado de personas. Se llaman “cartas de buena suerte”. En contraste con éstas, también hay mensajes de mala suerte, que advierten al usuario de la inminencia de desastres (actos de terrorismo, epidemias, etc.) y el receptor es animado a advertir a sus amigos acerca de ellos. Otras cadenas de cartas también se utilizan para buscar familiares desaparecidos, lo más importante es involucrar a la mayor cantidad de personas posible.
Sin embargo, no todas las cadenas de cartas son inofensivas y se distribuyen con buena intención. Algunos mensajes piden a los destinatarios enviar una pequeña suma de dinero. En muchos países tales cartas se consideran fraudes y sus distribuidores están sujetos a una responsabilidad judicial. Además, los estafadores utilizan cadenas de cartas para distribuir malware: una carta puede contener un enlace a un sitio web malicioso. Un receptor es atraído a visitar el sitio con un pretexto determinado, por ejemplo, se les advierte acerca de una epidemia de virus y se les ofrece la posibilidad de descargar un ‘programa antivirus’. Las cadenas de cartas también se pueden usar como un mecanismo para distribuir materiales comprometedores o sembrar el pánico.
Las cadenas de mails no son sólo responsables de la pérdida de tiempo de las personas y de derribar su estado de ánimo. Juegan con las mentes de los usuarios, forzándolos a que transmitan ese mensaje a tantas personas como sea posible a fin de advertirles sobre algunos próximos desastres o para conseguir un poco de felicidad prometida. El número de mensajes en cadena en Internet está creciendo de manera exponencial. Una cadena de emails puede llegar a volúmenes considerables en sólo unas horas. Además, esto deviene en un aumento considerable del tráfico de correos, que un usuario que no está interesado en encontrar este tipo de correspondencia en su bandeja de entrada termina costeando. Hay que subrayar que este tipo de correos masivos está determinado por la cantidad de usuarios que sucumben ante ellos.
El destinatario no siempre es capaz de distinguir una cadena de mails, porque, por lo general, el remitente no es un spammer, sino alguien que el destinatario conoce. Estos mails no pueden ser detectados por los filtros estándar porque los usuarios las envían desde sus máquinas locales y desde direcciones reales. Sólo los análisis de contenido permiten filtrar este tipo de correos electrónicos.
Las cadenas de mails tienen una estructura bien definida. Comienzan con un llamamiento a leer la carta hasta el final. Luego viene un mensaje de advertencia (con mayor frecuencia se advierte de una inminente “amenaza” a la humanidad) o una oferta para someterse a una prueba (por lo general, sobre las relaciones con el sexo opuesto o con los jefes de uno) o simplemente una historia conmovedora. Al final de la carta se le pide al destinatario que lo transmita a tantas personas como sea posible. A veces, las cartas utilizan amenazas (muerte de parientes, 10 años de desgracia, pérdida de un amante) o prometen todo tipo de beneficios para cumplir este objetivo (una llamada muy esperada / reuniones o riqueza).